El padre del profesor de Yale, el Dr. Edward Kender, está recibiendo quimioterapia cuando de repente se agota el suministro de un medicamento complementario esencial. El Dr. Kender, que no está dispuesto a aceptar la excusa engañosa de la compañía farmacéutica de que hay problemas en la línea de producción, contrata a la investigadora privada Erin Pulaski para demostrar que algo más siniestro está sucediendo en Schiffer Hartwin.
Mientras tanto, en Maryland, los agentes del FBI Lacey Sherlock y Dillon Savich, que están casados, investigan un caso bastante inusual: el senador David Hoffman está experimentando una aparición fantasmal con posibles intenciones maliciosas. El caso es desconcertante y Sherlock y Savich no están seguros de qué creer, incluso después de presenciar el inquietante espectro por sí mismos. No están más cerca de resolver el caso cuando reciben una llamada desde Connecticut: un alto empleado extranjero de Schiffer Hartwin ha sido encontrado asesinado detrás de la sede estadounidense de la compañía farmacéutica.
Sin que el FBI lo supiera, Erin Pulaski había descubierto una bomba en su investigación: la escasez de Culovort iba a generar una ganancia inesperada de más de dos mil millones de dólares. Al enterarse del asesinato, Erin está segura de que tiene algo que ver con sus hallazgos, pero se arriesga a exponerse al dar la cara. A medida que los federales intervienen, el caso se vuelve aún más complicado para Erin, ya que el asesinato de un ciudadano extranjero en tierras federales solo puede significar que la empresa farmacéutica tiene un secreto de proporciones épicas, uno que haría cualquier cosa por mantener oculto.